Independizarse del hogar familiar y vivir en una casa propia es una aspiración lógica de cualquier persona joven, aunque en ocasiones la falta de fondos impide llevarlo a cabo. Sin embargo, en ocasiones no es algo tan complicado si se ajustan gastos y se emplea el dinero racionalmente. Sigue leyendo si quieres saber cómo ahorrar para vivir solo.
Pasos a seguir:
- En primer lugar, haz una lista de todos tus gastos en un mes normal. Si no tienes las boletas, intenta hacer una estimación lo más ajustada y realista posible. Y si tienes que redondear, intenta hacerlo al alza y no a la baja. Si puedes, asigna una cantidad límite para cada concepto e intenta no gastar cada mes más de lo asignado a cada una. Si no puedes realizar un gasto en ese mes y no se trata de algo urgente, espera al siguiente.
- Ordena los conceptos que hacen que gastes más dinero al mes o crees que pueden hacerlo, si aún no has dado el paso. Elige los que son absolutamente imprescindibles y decide si con tu sueldo actual te puedes permitir vivir con independencia. Por ejemplo, si los gastos de hipoteca o alquiler son excesivos, puedes plantearte compartir piso, y así de paso compartes también otros gastos fijos como luz, agua, comunidad, Internet, etc.
- ¿Cuánto sueles gastar al mes en comida? Quizá puedes ahorrar más de lo que crees si cambias las marcas de algunos productos. En lugar de comida precocinada, más cómoda de preparar pero más cara y muchas veces menos sana, puedes pasarte a una dieta más tradicional, en la que haya más verdura y menos carne. Puedes dedicar por ejemplo un día a la semana a cocinar varios platos como potajes, salsas y guisos que puedes guardar en el congelador y racionar durante mucho tiempo, calentando luego en el microondas.
- Raciona tu ocio. A veces salir un fin de semana acaba costando un ojo de la cara, y no nos damos cuenta hasta que hacemos recuento al día siguiente. Puedes alternar las salidas a locales de ocio y eventos en la calle con reuniones con amigos en casa. Puedes ver una película, organizar una cena, jugar a la videoconsola o juegos de mesa, y muchas más cosas.
- Elige bien tu medio de transporte. ¿Realmente necesitas un auto? Mantener un vehículo particular tiene asociados muchos gastos, aparte de la gasolina: impuestos, reparaciones, seguro, repuestos, etc. Si vives en una ciudad con una buena red de transporte público, podrás ir a casi cualquier parte en autobús, tren de cercanías o metro, o si te lo puedes permitir, andando o en bici (mucho más económico y mejor para tu salud). Si usas el transporte público, infórmate bien de los diferentes bonos y descuentos de los que puedes beneficiarte.
- Revisa el plan de tu celular. ¿Tienes contratada realmente la compañía más barata? ¿Utilizas el teléfono tanto como para pagar esa factura cada mes? Valora si merece la pena cambiar de compañía o de tarifa, en función de tus necesidades.
- Controla las compras compulsivas. Si realmente no tenías pensado comprar algo y no lo necesitas, mejor evaluarlo antes de realizar ese gasto. Si ves un producto con una gran rebaja en un escaparate puede ser muy atractivo, pero si no lo compras, en realidad estás obteniendo un descuento del cien por cien.
- Haz un recuento de todas las comisiones que pagas. ¿Necesitas mantener una tarjeta de crédito con una comisión alta? Si tu banco te cobra más comisiones de las que te gustaría, valora otras opciones financieras. Si te cobran por conceptos como realizar transferencias de dinero por Internet, puedes hacerlas en persona en sus oficinas para ahorrarte ese dinero.
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